En la película “Indiana Jones y
la última cruzada”, casi al final de la película, se ve al aventurero frente a
una exposición de copas diferentes, una de las cuales tenía que ser aquella en
la que Jesús bebió durante su última noche, una de ellas tenía que ser el
“santo grial”. Allí había copas de todos los materiales, copas muy sencillas y
copas de metales preciosos adornadas con piedras preciosas y perlas, ¿Cuál de
ellas sería aquella que Jesús utilizó? ¿Ustedes, amigos lectores, que piensan
que sucedió en la realidad? El caso es que en diferentes centros religiosos del
mundo se exhiben algunas ricas copas que pretenden ser aquella en la que Jesús
bebió, ¿Qué hay de cierto en toda esta historia?
Sigamos el desarrollo de aquella
última cena en la que Jesús participó con sus más inmediatos seguidores, y lo
haremos con la ayuda de un relato que escribió un instruido seguidor de Jesús,
que además era médico, me estoy refiriendo al evangelista Lucas.
Ya eran los últimos días de vida
de Jesús, en base a lo que Jesús había dicho y hecho él se había granjeado
poderosos enemigos entre los dirigentes religiosos del país, entre el poderoso
Sanedrín de Jerusalén, pero como persona cumplidora de la ley mosaica Jesús
quiso celebrar la fiesta de la cercana Pascua, sin embargo no podía entrar
abiertamente en la ciudad puesto que muchos andaban buscándolo para matarle, de
modo que mando a dos de sus discípulos para que hicieran todos los preparativos
para la celebración de esa cena especial. Resulta interesante observar todas
las precauciones que se tomaron en los preparativos, yo lo transcribo directamente del relato bíblico.
“Ahora
bien, se acercaba la fiesta de las tortas no fermentadas, la llamada Pascua…
Entonces llegó el día de las tortas no fermentadas, en que hay que sacrificar
la [víctima de la] pascua; y él despachó a Pedro y a Juan, y dijo: “Vayan y
preparen la pascua para que la comamos”. Ellos le dijeron: “¿Dónde quieres que
[la] preparemos?”. Él les dijo: “¡Miren! Al entrar en la ciudad los encontrará
un hombre que lleva una vasija de barro con agua. Síganlo hasta dentro de la
casa en que entre. Y tienen que decir al dueño de la casa: ‘El Maestro te dice:
“¿Dónde está el cuarto para convidados en que pueda comer la pascua con mis
discípulos?”’. Y ese les mostrará un cuarto grande, arriba, amueblado.
Prepáren[la] allí”. De modo que ellos partieron y lo hallaron así como él les
había dicho, y prepararon la pascua”, Lucas 22:1,7-13.
Todo
esto parece un proceso acordado tiempo antes entre Jesús y al amo de la casa,
la cual era sin duda una posada o algo semejante, era una casa en la que
servían comidas a los viajeros. ¿Se han fijado ustedes…? Los discípulos tenían
que encontrar a un hombre que llevaba una ánfora de agua sobre la cabeza o en
el hombro. En aquellos tiempos eran las mujeres las que iban al pozo a buscar
agua, no un hombre, pero probablemente a nadie de aquel lugar le extrañaría ver
a un hombre con una jarra de agua porque seguramente era el mesonero. Parece
que durante un corto tiempo y a unas horas que parecen convenidas, aquel hombre
se acercaba al pozo a buscar agua. No había más hombres que hicieran aquello
porque en ese caso los discípulos de Jesús podrían haber seguido a cualquiera,
pero no, Pedro y Juan siguieron al hombre correcto.
Entonces,
si el local en el que Jesús pensaba era un mesón en el que solían ir personas
diferentes a comer ¿qué clase de utensilios pondría el mesonero sobre la mesa?
Pues los platos y las copas serian de uso cotidiano, de madera o de barro ¿no
les parece? Poner, que no era el caso, pero poner una vajilla de metales
preciosos hubiera llamado la atención de todos aquellos que andaban buscando a
Jesús y eso no se hizo. Cuando acabó la cena todos salieron del local, Jesús y
sus discípulos, y dejaron en el lugar todo aquello que habían utilizado para la
celebración como era lo normal, nadie se llevó nada. Aquellos platos, copas y
jarras de madera o de barro se seguirían utilizando para otros clientes que
fueran allí a hacer sus comidas, nadie atribuyó a aquellos utensilios ni un
gramo de santidad. Con el tiempo es lógico que algunos de aquellos elementos se
fueran rompiendo y tuvieran que ser reemplazados por otros nuevos, pero como
mucho todas aquellas casas de Jerusalén incluido el mesón en el que Jesús ceno,
todas fueron arrasadas por los soldados romanos en el año 70 de nuestra era y
no sobrevivió nada. Así que ¿de dónde se han sacado eso de que la copa que
Jesús utilizó en su última cena era especial, de metales preciosos adornados
con piedras preciosas?
Los
primeros cristianos, los del primer siglo, jamás guardaron lo que se conoce
como reliquias de unos o de otros ni de Jesús, eso era considerado como un tipo
de idolatría que había que rechazar porque Dios lo había mandado en sus Diez
Mandamientos, “Y Dios procedió a hablar todas estas palabras, diciendo: “Yo soy
Jehová tu Dios, que te he sacado de la tierra de Egipto, de la casa de
esclavos. No debes tener otros dioses contra mi rostro. ”No debes hacerte una
imagen tallada ni una forma parecida a cosa alguna que esté en los cielos
arriba o que esté en la tierra debajo o que esté en las aguas debajo de la
tierra. No debes inclinarte ante ellas ni ser inducido a servirlas, porque yo
Jehová tu Dios soy un Dios que exige devoción exclusiva, que trae castigo por
el error de padres sobre hijos, sobre la tercera generación y sobre la cuarta
generación, en el caso de los que me odian; pero que ejerce bondad amorosa para
con la milésima generación en el caso de los que me aman y guardan mis
mandamientos”, Éxodo 20:1-6.
Parece que
pronto en la historia del cristianismo, después de que muriera el último de los
apóstoles de Jesús que fue Juan alrededor del año 100 E.C., a partir de ese
momento comenzó una apostasía que mezcló las enseñanzas de Cristo con practicas
paganas, a partir de ahí comenzó el interés por las reliquias, y entre ellas la
famosa copa o “santo grial” que en seguida caló en las personas crédulas hasta
el día de hoy.
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