sábado, 29 de abril de 2017

¿Historia inventada o real?


Existe la creencia de que gran parte de la Biblia, exactamente la parte conocida como las Escrituras Hebreas, son una recopilación de mitos e historias inventadas. Algunos enseñan que un insignificante grupo de judíos cautivos en Babilonia, allá por el siglo VI antes de Cristo, se confabularon para escribir la historia de Israel supuestamente inexistente anteriormente, que se inventaron la historia de los patriarcas y de los reyes para dotarse de un pasado con pedigrí, para hacerse de una historia que los presentara como un pueblo de orígenes nobles y de ese modo (guardando las distancias) equipararse a países tales como Egipto, o Persia, o Grecia, pero que casi todo el contenido de las Escrituras Hebreas era inventado, ¿crees tú, amigo lector, que la parte hebrea de la Biblia es casi toda ella una invención?

Vamos a suponer que sí, que un pequeño grupo de judíos se inventaran una historia que contara los orígenes nobles de Israel, y que por lo tanto nada de lo que leemos fue verdad, que los personajes que van apareciendo en la historia no fueron reales, esto más bien tendría que haber “sonado” como un bonito cuento y nada más que eso, ¿no es cierto? Veréis, puestos a inventarse una historia que dignificara los orígenes ¿no sería lo normal que uno se inventara relatos buenos protagonizados por personajes intachables? Pues aquellos supuestos judíos que se pusieron a poner por escrito una historia inventada, cometieron varios errores que echan por tierra la supuesta intención de escribir una invención que dignificara sus orígenes.
 

Hablemos brevemente de uno de los reyes más importantes del antiguo Israel, del rey David. Según el relato bíblico, este hombre fue un devoto adorador del Dios de Israel, de Jehová, lo cual es bien cierto, pero según leemos la historia de su vida nos damos cuenta de que este hombre fue culpable de adulterio y de la muerte de un hombre inocente, 2ª Samuel 11:1-27. Me gustaría que alguien me explicara de qué modo puede dignificar la historia un relato como este, teniendo en cuenta que estamos hablando del rey más importante del antiguo Israel.
Por otro lado, ¿es el rey David un personaje inventado, que no existió en la realidad? Bueno, eso es lo que decían los críticos hasta no hace muchos años, decían que solo se hablaba del rey David en la Biblia, pero eso ha cambiado dramáticamente. En los años 1990 se descubrió en el norte de Israel, en Tel-Dan, un trozo de loza que claramente dice “Casa de David”, otras personas ajenas a la Biblia también decían que no solo David sino su familia fueron personajes de carne y hueso. Podríamos mencionar más ejemplos de descubrimientos arqueológicos de nombres de reyes israelitas fuera de las páginas de la Biblia, pero ahora hablemos de los nombres de algunos de los patriarcas bíblicos.
 
 

¿Es, también, una invención la historia de los patriarcas de la Biblia? ¿Fueron personajes de carne y hueso, o solo fueron personajes imaginarios? No creo que los antiguos egipcios tuvieran el más mínimo interés en autentificar a un semita o hebreo, pero tenemos que saber que actualmente se están realizando excavaciones en el delta oriental del río Nilo, y uno de los sobresalientes descubrimientos que se han hecho en ese lugar consiste en una serie de ocho sellos (alguna vez sellaron alguna ánfora de vino o aceite) escritos en jeroglíficos egipcios y que mencionan claramente el nombre de Jacob, y como todos saben Jacob fue el padre del primer ministro de Egipto, José. Esto sería un reconocimiento de uno de los patriarcas hebreos aparte de la Biblia.


En los muros de un templo de Karnac, en el sur de Egipto, se refleja la reconquista victoriosa del faraón Sensok I sobre Judá, todos los que hemos visitado el lugar lo habremos podido ver. Pues cuando el faraón o quienes escribieron en su nombre se refieren a la conquistada Judá no dicen Judá, hablan de aquel territorio como “El campo de Abrahán”, ¿cómo pudieran los antiguos escribas egipcios tomar como referencia un nombre de alguien que nunca había existido? Sin duda que aquellos escribas egipcios se estaban refiriendo a un hombre de carne y hueso que había vivido siglos antes.

Por estos y muchos otros detalles arqueológicos, carece de argumentos la idea que han lanzado los críticos en cuanto a que los personajes que aparecen en la parte hebrea de la Biblia fueran personajes inventados y que nunca existieron. Los relatos de la Biblia se fueron escribiendo cuando ocurrieron o poco después, por eso tienen el aroma de lo verídico, de lo inmediato, de lo vivo, de ninguna manera pueden ser comparados con alguna bonita fabula inventada.      

lunes, 24 de abril de 2017

Se consolida la manipulación histórica





Sí, el sacerdote egipcio Manetón escribió una historia de Egipto allá por el siglo III antes de Cristo, pero hoy desconocemos dónde pueda haber una copia o si siquiera existe una copia. No obstante, en el siglo primero de nuestra era sí que existía un ejemplar de esa historia puesto que al historiador judío del primer siglo, Flavio Josefo, le fue posible consultarla. Una de las obras escritas por el historiador judío es “Contra Apión”, y en ella hace varias citas de la historia escrita de Manetón. Según dice Josefo que según escribió Manetón, en aquella historia de Egipto hoy perdida sí que se habla de un único y extraño éxodo protagonizado por unas gentes a las que el sacerdote egipcio llama “hicsos”, cuyo primer significado fue el de “reyes pastores” pero que ahora los expertos prefieren decir “gobernantes de los países extranjeros”.

La transcripción hecha por Josefo dice que aquellos hicsos dominaron Egipto sin una sola batalla, que después de un tiempo cometieron sacrilegio contra los dioses egipcios pero que los egipcios finalmente se revelaron y echaron a los extranjeros, que estos marcharon hacia Canaán y fundaron Jerusalén, todo el tiempo sin mencionar para nada a los israelitas. Los expertos del siglo XXI se resisten a relacionar a estos hicsos con los israelitas, cuando lo cierto es que las últimas excavaciones realizadas en el delta oriental del Nilo, lugar en el que también se sitúan a los llamados hicsos,  están dejando al descubierto poblaciones enteras en las que vivieron gentes semitas, incluso se han encontrado sellos jeroglíficos con el nombre de Jacob.

Parece que el sacerdote y escriba egipcio Manetón sintió la imperiosa necesidad de contar las cosas de modo diferente a como lo habían hecho los judíos de Alejandría, después de todo, si alguien leía una u otra historia, siempre sería la palabra de los judíos contra la palabra de los egipcios. El éxodo tal como lo cuentan los judíos había tenido lugar en el siglo XVI antes de Cristo, ¿quién quedaba vivo para contradecir a judíos o egipcios? ¿A quién le podía importar si las cosas fueron de este o de aquel modo? Y Manetón escribió su propia versión de la historia.

Pero ahora veamos estos relatos del siguiente punto de vista. Aceptemos que el sacerdote Manetón dio credibilidad al relato hebreo, pero se encontró con que la mayor desgracia de índole religiosa que habían padecido los egipcios antiguos coincidía con el reinado del más glorioso de los faraones que el país tuvo nunca, con Ramsés II el Grande, considerado como un dios viviente. Eso pudo llegar a ser inaceptable para Manetón. Él tenía ahora la oportunidad de hacer algo y seguro que nadie le pediría cuentas por lo que pudo llegar a hacer. Pudo decidir separar cronológicamente a Ramsés II de la época del éxodo israelita, pero mejor aún, pudo decidir mover hacia el futuro a buena parte de la dinastía XVIII.

Verán. Yo siempre me he preguntado que por qué el siguiente faraón después de Menefta I no dirigió una campaña de persecución y castigo contra los antiguos esclavos hebreos, que aún debían de estar inmersos en el famoso éxodo por el desierto, nadie los persiguió. De hecho, el siguiente faraón en poner sus botas militares en la tierra de Israel lo hizo unos 500 años más tarde, ¿por qué ningún faraón se volvió a fijar en la antigua colonia de Canaán durante esos cinco siglos?

El siguiente faraón después de Menefta fue Ramsés III, que no tenía nada que ver con la familia ramesida, este hombre tuvo que solucionar el enfrentamiento inconcluso contra los filisteos de la costa, comenzaba a tener serios problemas con los libios de la frontera occidental, durante su gobernación estalló la que se puede considerar la primera huelga de la historia, pues los artesanos que construían las tumbas en el sur se negaron a seguir trabajando porque no les llegaban ni los salarios ni los alimentos, y por si fuera poco Ramsés III se vio forzado a enfrentarse a un intento de asesinato en su persona procedente de su propio harén. No, Ramsés III no tuvo literalmente ni tiempo ni ganas de perseguir a nadie.

Luego siguieron otros Ramsés y el caos comenzó a adueñarse de Egipto, otros faraones se sentaron efímeramente en el trono de cuyos nombres no sabemos nada ni cuantos fueron. La maniobra del sacerdote Manetón fue astuta, movió a casi toda la dinastía XVIII hacia el futuro, y el hueco que quedó fue rellenado con el caos de efímeros faraones que siguieron a Ramsés III. Por eso, la época de los hicsos, finales del siglo XVIII y siglo XVII antes de Cristo, es una época que los historiadores ven muy confusa y de la que no saben muy bien qué es lo que pudo haber estado sucediendo. El caos que pudo haber pertenecido a los siglos XVI y X a.C., Manetón lo trasladó sin remordimientos de conciencia a algún momento del siglo XVIII a.C., y de ese modo colocó a Ramsés II en una época que no le pertenece.

Por otro lado, los egiptólogos actuales se han valido de las listas reales confeccionadas por Manetón, también de algunas listas grabadas en los muros de los templos, y de algunos otros documentos fragmentados para montar las actuales 31 dinastías de faraones que se supone que existieron, este estado de cosas es el responsable de que no coincidan las cronologías egipcia e israelita.       

martes, 18 de abril de 2017

Se gesta la manipulación cronológica


Ahí voy con la continuación de mi artículo sobre el faraón Ramsés II el Grande. Como ya dije, creo que este faraón no está bien colocado en su nicho cronológico, pero ese desliz no parece que sea culpa de los historiadores y arqueólogos del siglo XXI, ellos ya se han encontrado con una manipulación que han tomado por correcta y no han tenido más opción que seguir el camino, no obstante me pregunto si alguno de estos expertos habrá tenido alguna idea contraria a la corriente general.

Creo que el faraón Ramsés II es contemporáneo del profeta Moisés, no que fuera el faraón del éxodo, pero sí que vivió durante el tiempo del profeta hebreo, y eso coloca al egipcio en los años 1513 antes de Cristo según la cronología de la Biblia, mucho antes de que el pueblo de Israel se estableciera en la tierra de Canaán, razón por la que Ramsés II tuvo que librar su famosa batalla contra los hititas antes de que Israel abandonara Egipto al inicio de su éxodo. ¿Es posible eso? ¿Por qué alguien cambiaría a Ramsés de época? ¿Quién o quienes pudieran haber hecho semejante manipulación?

Estamos de acuerdo si decimos que Ramsés II ha sido el faraón más glorioso de la historia de Egipto, el más grande, un verdadero dios para casi todos los egipcios. Moisés tuvo que conocer a tres faraones, no a dos tal como comúnmente se cree. El primero sería el padre de la princesa egipcia que se encontró al bebe hebreo en las aguas del Nilo, posiblemente Seti I. Moisés vivo en palacio unos 40 años y fue educado como un verdadero príncipe egipcio. Parece razonable que en algún momento de estos 40 años hubiera un relevo en el trono de Egipto del que no informa la Biblia, y el nuevo faraón tiempo después ordenó la muerte de Moisés, por eso Moisés huye de Egipto. El segundo faraón de la vida de Moisés tuvo un reinado muy largo y una vida igual de prolongada, pues tuvieron que transcurrir lo que restara de los 40 años de estar Moisés en palacio más otros 40 años de estar Moisés en el exilio en Madián, para que al anciano Moisés se le dijera: “Después de eso Jehová dijo a Moisés en Madián: “Ve, vuelve a Egipto, porque han muerto todos los hombres que buscaban tu alma”, Éxodo 4:19, sí, Ramsés II por fin había muerto, (Éxodo 2:23). Así que el anciano Moisés regresa a Egipto y se encuentra con un nuevo faraón, el tercero de su vida, este tercer faraón tuvo que ser el hijo (decimotercero) heredero conocido con el nombre de Menefta I, y fue en la vida de este último faraón que sucedió todo el episodio de las famosas 10 plagas y la destrucción del ejército egipcio en el mar Rojo. ¿Sabéis, amigos lectores, cómo se presentaron todos estos hechos a los ojos de cualquiera que pudiera llegar a tener conocimiento de ello? Toda esta relación de acontecimientos se presentaron como una guerra religiosa entre dioses, Éxodo 12:12. Ya nos podemos imaginar cómo quedó de herido el orgullo de toda la nación egipcia, ellos, que a tantos dioses adoraban incluyendo al faraón. Todo esto aconteció durante el siglo XVI antes de Cristo.

Transcurrieron los siglos, algunos faraones volvieron a poner su bota sobre el cuello de los israelitas, pero Israel acabó independizándose de los egipcios. Resulta que para el año 280 antes de Cristo había una importante colonia judía en Alejandría, reinaba el faraón Ptolomeo II, la familia de los ptolomeos eran amantes de la cultura, y bajo el mandato de ellos fue construido el célebre faro de la ciudad y se consolidó la famosa biblioteca de Alejandría. Todos conocemos que esta Biblioteca albergó un impresionante número de libros sobre todos los conocimientos, sabios de todas partes acudían a esta Biblioteca para estudiar y aprender, el idioma internacional de aquellos días era el griego.


Parece que de instancias superiores les llegó a los judíos la petición de escribir su propia historia, la de Israel, en el idioma griego, así que la colonia judía de la ciudad se puso manos a la obra y crearon la célebre versión bíblica de los “LXX” en griego. Más o menos por las mismas fechas un sacerdote egipcio llamado Manetón recibió el encargo de escribir la historia de Egipto, ¿leyó Manetón la historia que los judíos acababan de escribir? ¿Cómo se tomaría este sacerdote egipcio lo que los judíos contaban sobre la época de Moisés, sobre las diez plagas y la destrucción del ejército egipcio en el mar Rojo? ¿Qué contaría él en la historia de Egipto que tenía que escribir? Esto lo dejaremos para una siguiente publicación mía, amigos lectores.


sábado, 15 de abril de 2017

Ramsés II no es del siglo XIII A.C.




Siento cierta resistencia ante la contundencia con la que la mayor parte de los expertos hablan de lo fiable de la cronología del antiguo Egipto. Según ellos todo está bien, los diferentes faraones están correctamente colocados en sus respectivos nichos cronológicos, y si hay alguna discrepancia siempre se tiende a dudar de lo que han escrito otros pueblos de la antigüedad y no de lo que han dejado escrito los escribas egipcios. Digo esto con respecto a uno de los faraones más gloriosos del antiguo Egipto, estoy hablando de Ramsés II el Grande.

Con alguna insignificante variación casi todos coinciden en que este gobernante alcanzó su punto álgido hacia el año 1280 antes de Cristo. Se dice que alrededor de ese año este faraón libro una de las batallas más memorables de la antigüedad contra los hititas, que la batalla acabó en tablas y que se firmó el primer tratado de paz y de no agresión de la historia de la humanidad, esto es rigurosamente cierto. La copia egipcia de ese tratado no existe o no se sabe en dónde pueda estar, pero la copia hitita sí que existe y se conserva en un museo de Estambul, así que no hay duda de aquellos hechos. Pero otra cosa distinta son las fechas de los acontecimientos, ¿de veras tuvo lugar la batalla de Kadésh hacia el año 1280 antes de Cristo?




Hago esa pregunta porque otro pueblo de la antigüedad, que también puso por escrito su propia historia, cuenta cosas que no coinciden con la actual comprensión de la cronología egipcia, me estoy refiriendo a la historia de Israel. Según la cronología de la Biblia, desde el año 1050 antes de Cristo hacia atrás y por unos 350 años estuvo en vigencia el conocido periodo de “los jueces bíblicos”, estos fueron unos 15 hombres que a lo largo de todos esos años juzgaron y defendieron a todo el pueblo de Israel. Durante esos siglos libraron batallas contra todos sus vecinos, pelearon contra los madianitas, contra los jebuseos, contra los filisteos, contra los sirios, todos estos hechos de armas están perfectamente consignados en las páginas de la Biblia, casi todo fueron victorias pero también hubieron algunas derrotas, así que ¿por qué iban a omitir los escribas judíos la mención del paso por en medio de la tierra (Israel para los israelitas y Canaán para los egipcios) de un gran ejército egipcio que marchaba hacia el norte? De estar los judíos establecidos en Canaán, ¿hizo caso omiso de ellos el faraón Ramsés II y prosiguió su camino como si ellos no existieran? ¿Por qué los escribas judíos no registraron el paso por en medio de Israel (Canaán para los egipcios) de un faraón con sus tropas? Claro, alguien dirá que al fin y al cabo la Biblia no lo cuenta todo y eso es cierto, pero entonces ¿por qué sí registraron los escribas judíos la llegada del faraón Sensoc I hacia el año 993 a.E.C., 2ª Crónicas 12:2-9, aunque eso significó derrota, sometimiento y el pago de fuerte tributo? ¿O por qué también registraron la llegada de otro faraón, en este caso del faraón Neko hacia el año 628 a.E.C., 2ª Crónicas 35:20-27, lo cual significó una nueva derrota para Judá? Pues ante estos antecedentes, si los escribas judíos no registraron la presencia de Ramsés II en las fechas que dice la egiptología oficial, en 1289 a.E.C., es porque Ramsés II tuvo que pasar por en medio de Canaán antes, sí, antes del período de los jueces bíblicos, lo cual fue hacia el año 1470 a.E.C.. ¿Le sorprende esta declaración? Mi siguiente tema intentara explicar cuándo se produjo la manipulación cronológica, pero vaya por delante que un servidor está convencido de que no es totalmente culpa de los egiptólogos modernos, la culpa hay que buscarla en otro lugar y en otro tiempo.




jueves, 13 de abril de 2017

¿Qué ruta siguió Israel en su éxodo? 3





A este respecto no podemos ser categóricos, pero hay en el lugar una montaña, mejor dicho una meseta de unos 700 metros de altura, que recientemente ha sido objeto de investigaciones por arqueólogos italianos, el monte se llama actualmente Har Karkom. Esta montaña o meseta está en mitad del camino que recorría Moisés con sus rebaños hasta los oasis de Qadés, y también parece probable que fuera la etapa final después de dejar Refidim.

Naturalmente que hay detractores de esta hipótesis, y es que no podemos ser categóricos a la hora de señalar la montaña en la que Dios le entregó a Moisés los Diez Mandamientos, pero en los alrededores de esta montaña hay abundante evidencia de antigua ocupación humana cosa que no existe en los alrededores del Sinaí tradicional.

La secuencia del famoso éxodo pudo ser la siguiente. El pueblo israelita llegó hasta el pie de la montaña, aquí permanecieron aproximadamente un año acampados, luego se desplazaron hasta los oasis de Qadés, y desde este lugar se pretendía entrar en Canaán por el sur, pero los informes de 10 de los 12 espías que envió Josué acobardaron a todo el pueblo y se negaron a entrar en la Tierra Prometida, entonces fue que Jehová Dios castigó a toda la generación adulta a morir en los desiertos por su falta de fe en la promesa de Dios. Los siguiente 38 años se los pasaron dando vueltas por la misma región de los oasis, pero algunas de las acampadas fueron de años, no de días, de modo que la generación adulta fue muriendo gradualmente. Y al final de estos 40 años surge otra cuestión controvertida.

Leyendo el registro bíblico se entiende que el viaje final hacia la Tierra Prometida comenzó en Qadés, y que rodearon la tierra o territorio de Edom para pasar por el sur del mar Muerto girando después hacia el norte para pasar por Moab, pero entonces resulta extraño que una de las últimas etapas del éxodo fuera Ezión-Gueber (golfo de Ákaba o Eilat) en la cabecera del mar Rojo. Si el viaje final comenzó en Qadés rodeando el territorio de Edom ¿qué hace todo el pueblo en la cabecera del mar Rojo? Efectivamente, parece que todo el territorio perteneciente a Edom abarcaba todos los cientos de km. cuadrados desde los oasis de Qadés hacia el este, todo el Valle de la Grieta que va desde el mar Rojo hasta el mar Muerto, y todas las montañas orientales del Valle de la Grieta dentro de las cuales estaban los gobernantes de Edom (Petra). Desde el Valle de la Grieta hacia el oeste era la zona deshabitada y desértica de Edom, pero desde este mismo valle hacia las montañas orientales era la zona habitada de Edom.

Se puede entender que desde Qadés Moisés envió a unos embajadores para hablar con los gobernantes de Edom (Petra), Éxodo 20:14, mientras que todo el resto del pueblo se desplazaba hacia la cabecera del mar Rojo, probablemente allí se tendrían que encontrar los enviados a Petra con el pueblo israelita. Cuando al fin se encontraron Moisés y todo el pueblo en la cabecera del mar Rojo, se enteraron de que los gobernantes de Petra no les habían concedido el permiso de paso, pero el permiso de paso ¿por dónde? No en vano se había desplazado el pueblo hasta Ezión-Gueber mientras que los embajadores israelitas se habían dirigido directamente hasta Petra a través del incomodo y menos conocido desierto. Muy cerca de la cabecera del mar Rojo, al otro lado de la cadena montañosa en donde estaba enclavada Petra, existía y sigue existiendo en el siglo XXI un antiguo camino que iba hacia el norte y que era conocido con el nombre de “Carretera Real” o “Carretera del Rey”, es una zona amplia, sin apenas obstáculos, con lugares de sombra y con pozos de agua, en nuestro siglo XXI conocemos este territorio con el nombre de “Uadi Rum”, lugar por donde se desenvolvió el famoso Lawrence de Arabia. Pues bien, por aquí quería Moisés llevar al pueblo hasta la entrada de la Tierra Prometida. ¿Qué hizo Moisés ahora? ¿Dirigió al pueblo por la misma dirección por la que habían venido hasta llegar nuevamente a los oasis de Qadés, y desde allí rodear todo el territorio de los edomitas? Este es un pasaje un tanto confuso, más que nada por el modo o técnica que utilizó Moisés al escribir, pues parece que en algunos momentos no sigue un orden cronológico al enumerar los lugares en donde acamparon, y puede parecer que pasaron dos veces por los mismos lugares. Pues bien, desde Ezión-Gueber no tuvieron más remedio que caminar por el más inhóspito Valle de la Grieta hasta el sur del mar Muerto, rodearon la parte habitada, repito, la parte habitada de Edom, no toda la zona deshabitada y desértica de Edom y que abarcaba hasta casi los oasis de Qadés. Desde Ezión-Gueber ya no regresaron a los oasis de Qadés nunca más.

 

lunes, 10 de abril de 2017

¿Qué ruta siguió Israel en su éxodo? 2




La marcha del pueblo de Israel va de sur a noreste y está marcada en rojo; la línea azul que va desde la cabecera del mar Rojo hasta el territorio de los amalequitas es la frontera antigua, muy semejante a la frontera actual.

Son varias las rutas propuestas para el éxodo de los antiguos israelitas, pero nosotros seguiremos la ruta que se menciona al comienzo del relato bíblico que es la ruta a SUR o camino a SUR, Éxodo 15:22. No parece probable que el escritor Moisés se confundiera a la hora de anotar el nombre del lugar por donde estaban pasando, un hombre que fue instruido con todos los conocimientos de Egipto (Hechos 7:22) y que fue el profeta de Jehová, era una garantía de que sabía lo que estaba escribiendo.

El que todo Israel siguiera por esta ruta hacia el norte los alejaba de la tradicional localización del Sinaí, así que tal vez el monte que nos han estado señalando  todos estos pasados años puede que no sea la montaña de Jehová Dios, pero si marchamos por esta ruta ¿lograremos encontrarnos con la montaña en la que Jehová le entregó a Moisés los Diez Mandamientos?

Después de tres días de marcha hacia SUR el pueblo llegó a un lugar llamado Marah, pero las aguas que habían aquí eran insalubres, para satisfacer la necesidad de agua del pueblo Dios intervino sanando aquellas aguas.

El siguiente lugar de acampada fue en el oasis de Elim. Este lugar está muy bien descrito por Moisés, pues dice que tenía 12 manantiales de agua y setenta palmeras, Éxodo 15:27. Hoy en día no es posible encontrar un lugar que coincida con la descripción de Moisés, por múltiples razones ya descritas de antemano la apariencia del terreno puede haber cambiado. 

Siguiendo por el camino a SUR, Israel hizo otra parada en un lugar llamado Dofqá, lugar que tampoco se ha podido identificar en la actualidad.

Más adelante el pueblo volvió a parar en un lugar que Moisés llamó Alús. Lugar que no se ha podido localizar.

La siguiente acampada fue en un punto llamado Refidim, este es un lugar importante. Parece que la mayoría de geógrafos e historiadores, influenciados por la localización del tradicional Sinaí, sitúan este lugar en algún punto de la cordillera del Sinaí muy cerca del mar Rojo, pero esta supuesta localización de Refidim presenta algunos serios obstáculos.

Estando en Refidim, los israelitas sufrieron el ataque de los amalequitas. Los amalequitas eran un pueblo que habitaba una zona situada muy cerca de la actual Gaza, prácticamente fuera del territorio egipcio, a unos 400 km. de distancia del tradicional Sinaí, pero según el registro bíblico Refidim estaba a una jornada de la montaña de Dios. ¿Qué tenían que defender los amalequitas en pleno corazón del territorio egipcio, a unos 400 km. de distancia de sus casas? ¿No les preocupaba a los amalequitas la reacción que pudieran tener los egipcios ante esta supuesta incursión? La lógica nos dice que tenemos que buscar Refidim en otras latitudes, no en el sur de la cordillera del Sinaí.

Siguiendo por el camino a SUR llegamos finalmente a otra localización de Refidim, muy cerca de los tres grandes oasis de Qadés, fuera de la frontera con Egipto pero a relativamente poca distancia del territorio ocupado por los amalequitas, y ahora sí que se entiende mejor el enfrentamiento armado entre amalequitas e israelitas. ¡Los amalequitas querían proteger el acceso a las aguas del cercano Qadés! La victoria fue para los israelitas, pero el pueblo de Israel no invadió territorio amalequita sino que giraron hacia oriente, de momento pasaron de largo de los oasis y luego de algunas cortas acampadas acamparon delante de una montaña, ¿qué montaña era?

Aquella era una montaña que Moisés conocía muy bien, se tuvo que cruzar con ella cuando en años anteriores trajo por aquí a los rebaños de su suegro en un tipo de pastoreo conocido con el nombre de trashumante. Este pastoreo se caracterizaba por el traslado de los rebaños, una vez cada año, a un lugar en donde los animales pudieran satisfacerse de abundante agua y vegetación fresca durante algunas semanas. Leamos Éxodo 3:1: “Y Moisés llegó a ser pastor del rebaño de Jetró, el sacerdote de Madián, de quien era yerno. Mientras arreaba el rebaño al lado occidental del desierto, llegó por fin a la montaña del Dios [verdadero], a Horeb”. Moisés llevaba a los animales a los oasis de Qadés, un camino entre la cabecera del mar Rojo (Ezión-Gueber) y los oasis de Qadés es en donde Moisés se encontraba con la montaña de Jehová Dios, justo en la misma frontera entre Egipto y Canaán, que curiosamente es la misma frontera que existe en la actualidad. ¿Existe actualmente una montaña en este lugar que reúna las características que la acrediten como la montaña en la que Jehová le entregó a Moisés los Diez Mandamientos? Pensar una cosa amigos lectores: desde la cabecera del mar Rojo hasta los oasis de Qadés hay mucha menos distancia que desde la cabecera del mar Rojo hasta el tradicional Sinaí, con el agravante de que una vez llegados al tradicional Sinaí todavía tenían que recorrer más distancia hasta donde estuviera la hipotética agua y vegetación para los animales, y eso en pleno corazón de territorio egipcio, así que lo razonable parece que Moisés condujera a sus rebaños hasta los oasis de Qadés, y en medio de este camino se encontraba con la montaña de Jehová.

 

jueves, 6 de abril de 2017

¿Qué ruta siguio Israel en su éxodo?




Siempre ha habido mucha controversia en cuanto a qué ruta siguieron los israelitas durante su éxodo, antes que nada digamos que hoy seguimos sin saberlo, no sabemos por donde marcharon los israelitas con Moisés al frente, pero hay algunos detalles en el registro histórico de los antiguos hebreos que merecen ser tenidos en cuanta.

En la antigüedad faraónica había tres grandes rutas que salían más o menos de la ciudad de Heliópolis en Egipto, 1ª esta ruta costeaba todo el Mediterráneo hacia el norte, 2ª esta ruta atravesaba todo el desierto hacia el norte y era conocida con el nombre de SUR, 3ª y luego estaba la ruta que iba hacia las minas de la cordillera del Sinaí, una de cuyas montañas fue señalada como el Sinaí tradicional, es una montaña que está muy cerca del mar Rojo, cerca de la actual Sharm El Sheikh. Es esta última ruta, la que pasa por las minas del Sinaí, la que parece que ha sido escogida como el camino que siguieron los israelitas, ¿pero es cierto eso?


¿Cómo llegó el Sinaí tradicional a ser señalado como la montaña de Dios? Todo comenzó en el primer cuarto del siglo IV. Por aquellas fechas el emperador Constantino adoptó el cristianismo como la nueva religión del estado, la madre del emperador, la Sra. Elena, rápidamente se convirtió en una ferviente practicante de la nueva religión de Roma y quiso conocer las tierras de las que habla la Biblia, no tardaron en organizarle lo que hoy decimos un tour por toda Judea. Aparte de otros hallazgos de supuesto origen cristiano, cuando a esta influyente mujer la llevaron hasta la cadena montañosa del Sinaí, cerca del mar Rojo, ella se fijo en la magnífica montaña que tenía ante sí, era…, no, es una montaña espléndida que sobresale sobre todas las demás que la rodean, y ella sola decidió que aquella montaña tenía que ser aquella en la que Dios le había entregado a Moisés los Diez Mandamientos. Desde entonces se consolidó la idea de que la montaña del profeta había sido localizada, desde ahí arranca la tradición hasta el día de hoy. No resulta extraño que muchos expertos y obras de consulta señalen la ruta hacia las minas del Sinaí como aquel camino que siguieron los israelitas en su éxodo hacia la Tierra Prometida.

Pero en toda esta región los arqueólogos del siglo XXI no han encontrado ni la más mínima evidencia de que por allí alguna vez pasara un gran número de gente, y digo esto por la razón de que sí que es posible seguir durante años el rastro de algún grupo nómada que transitara por estos lares. Siempre quedan restos de alguna fogata, restos óseos de algún animal que hubieran comido, fragmentos de algún utensilio domestico que se hubiera roto, etc., pero señales de que por aquí hubiera pasado alguna vez un pueblo entero como lo fue Israel nada de nada.

¿Cuáles son los detalles bíblicos incompatibles con la suposición de que la ruta de las minas del Sinaí fuera aquella que siguió Israel? En primer lugar nos tenemos que remontar al comienzo del éxodo tal como lo cuenta la Biblia, transcribo literalmente lo que registra la Biblia: “Más tarde, Moisés hizo que Israel partiera del mar Rojo, y ellos salieron al desierto de Sur y siguieron marchando por tres días en el desierto, pero no hallaron agua”, Éxodo 15:22. ¡El desierto de SUR! ¡No hacia las minas del Sinaí sino por el desierto de SUR! Naturalmente, desde entonces ya han transcurrido más de 3500 años y muchos rasgos físicos de toda la región pueden haber cambiado a causa de las tormentas, a causa de que los pozos de agua se secaran, los ejércitos antiguos y modernos han transitado por toda esta región produciendo cambios en el entorno, y más recientemente se han construido carreteras modernas instalándose tendidos eléctricos y explotaciones mineras, la apariencia física del terreno ha sido alterada, tal vez todo esto dificulte el que se encuentre huellas del paso de mucha gente que alguna vez se hubiera producido. Pero el camino a Sur que se menciona al comienzo del éxodo israelita no es el camino que costea el Mediterráneo ni es el camino que va hacia las minas del Sinaí. Fijémonos en esta segunda ruta.

En la actualidad nadie sabe por qué a esta ruta se le llama el “camino a Sur”. Se especula con que pudiera haber sido alguna ciudad o pueblo que estaba en la trayectoria y que se conociera con el nombre de Sur; otros opinan que era alguna fortaleza militar egipcia; otros dicen que pudiera haber sido algún singular accidente geográfico que sirviera como referencia a las caravanas; y otros piensan que como era un camino que conducía hacia el sur de Canaán, y al revés, que en el sur estaba Egipto, pues fue muy natural llamar a esa ruta “el camino a SUR”. No sabemos, pero en cualquier caso este es el camino en el que según la Biblia comenzó el éxodo. Y nosotros seguiremos esta ruta a Sur.