jueves, 29 de diciembre de 2016


En diferentes partes del registro histórico de los antiguos israelitas se mencionan los nombres de varios faraones, pero precisamente los nombres de los faraones que conoció Moisés no aunque esto no es una negligencia por parte del escritor bíblico. Él solo estaba escribiendo el día a día pero que luego pasó a formar parte del canon bíblico, por esa misma razón, porque solo escribía el día a día, no le era necesario mencionar los nombres de los faraones implicados puesto que con solo decir: “Posteriormente Faraón llegó a oír de este asunto, y trató de matar a Moisés; pero Moisés huyó de Faraón para morar en la tierra de Madián…”, Éxodo 2:15, con decir únicamente esto todos los hombres y mujeres de su día ya sabrían a qué faraón se estaba refiriendo, pero eso que para Moisés era tan lógico es un problema para los que vivimos en el siglo XXI E.C., no tenemos modo de saber a qué reyes de Egipto se estaba refiriendo, o quizás sí.

Por el relato bíblico ya sabemos que el segundo faraón de la vida de Moisés tuvo un reinado largo y una vida prolongada, y que al parecer no tuvo una muerte fácil en razón a su estado de salud. La sala de las momias del Museo de El Cairo era uno de mis objetivos cuando estuve en Egipto, allí se exhibían las momias de varios reyes y algunas reinas del antiguo Egipto. Me detuve especialmente delante del gran Ramsés II, tuvo que ser un hombre corpulento y con el pelo rubio, sentía que estaba viendo lo que quedaba del hombre que había conocido a Moisés.

Os contaré, porque tal vez no lo sepáis, que la momia de este gran faraón tuvo que ser transportada desde Egipto hasta París en el año 1976, porque unos hongos amenazaban con destruir aquellos despojos que habían sobrevivido más de tres mil años, y como no podía ser de otro modo los científicos aprovecharon la ocasión para estudiar a fondo el cuerpo de Ramsés y lo siguiente es lo que descubrieron. Aquel hombre había vivido hasta los 95 años de edad aproximadamente después de estar reinando por unos 66 años ininterrumpidos, el viejo rey padecía de artritis y de artrosis, tenía una lesión cervical, y lo más grave de todo es que este hombre había sufrido una gravísima infección bucal que fue lo que finalmente lo mató según los científicos que lo investigaron.

Es muy probable que durante sus últimos años de vida un hijo suyo hiciera las veces de corregente, del cual hablaremos un poco más tarde. De modo que el anciano y enfermo faraón Ramsés II tenía una serie de dolorosas y paralizantes enfermedades que podrían justificar la expresión bíblica que ya hemos leído antes “… por fin…” de Éxodo 2:23. Esta decrepitud y su muy mal estado de salud lo invalida como el faraón que se puso a perseguir a los esclavos, sí, porque ¿cómo un anciano de más de 90 años y con las enfermedades invalidantes que tenía se habría podido subir a un carro de combate para iniciar una persecución? No, el viejo Ramsés II se tuvo que morir en las habitaciones de su palacio rodeado de su familia, él no pudo ser el faraón del éxodo pero sí que pudo ser contemporáneo de Moisés.

El también anciano Moisés se entero de la muerte de su enemigo mientras vivía en el exilio de la lejana Madián, y se le dijo que ya podía regresar a Egipto sin riesgo para su propia vida. Y ahí tenemos al octogenario profeta Moisés poniéndose en camino a la tierra de su nacimiento, pero es cuando finalmente llegó a Egipto que se encontró con un nuevo faraón que probablemente no era un desconocido para él, ya que es casi seguro que este tercer soberano de la vida de Moisés era un niño pequeño cuando él había tenido que abandonar precipitadamente la vida en palacio cuarenta años antes.

Ramsés II tuvo más de 160 hijos con varias esposas y concubinas. Con toda seguridad su primogénito se hizo sacerdote pues esa era la costumbre, y los siguientes 11 hijos debieron de morir de enfermedades, en algún accidente y/o en alguna guerra, por esa razón fue que su heredero al trono fue el decimotercero de sus hijos, el cual se sentó en el trono con el nombre de Menefta I. ¿Podremos encontrar relación entre este tercer faraón y el faraón que protagonizó el famoso éxodo?  

martes, 27 de diciembre de 2016


Una buena parte de la historia del mundo y de la arqueología internacional tiene que ver con los relatos recogidos en los registros históricos de los antiguos hebreos, es decir, la Biblia. Permítanme decirles que la Biblia es principalmente una obra espiritual, pero al mismo tiempo y en segundo plano es una crónica de la historia de la humanidad aunque a algunos les cueste admitirlo. Pero vayamos a las cuestiones históricas o arqueológicas, sí, porque no dejará de haber quien desde niño haya recibido unas enseñanzas y de más mayor piense en si todo lo que ha estado creyendo era una mentira, que no se sustentaba sobre hechos ciertos. Veamos qué nos dicen los hallazgos sobre los relatos bíblicos. Esta es la aventura de la historia.

Pocas personas no habrán visto la famosa película de “Los Diez Mandamientos”, el guión de la cual se sustentaba sobre la misma Biblia y sobre los escritos del historiador judío Flavio Josefo. Actualmente el debate se centra en cuánto hay de verdad en todo aquello, en qué faraón o faraones protagonizaron la parte egipcia de aquella gran historia, en si hay pruebas o no.

Si la historia bíblica es solo una fábula inventada, que nada o casi nada sucedió de verdad, puestos a inventarse una historia épica ¿por qué inventarse que los antepasados estuvieron sometidos a esclavitud durante más de doscientos años? Porque si todo es inventado mejor es decir que los antepasados fueron ricos terratenientes que vivieron en palacios y murieron satisfechos de días, ¿no les parece? Pero comencemos por el principio del relato bíblico.

Casi todos los expertos y obras de consulta opinan que el faraón de los días de Moisés fue el gran Ramsés II, y es que hasta en la Biblia aparece ese nombre. Veamos la cita y el contexto: “De modo que pusieron sobre ellos jefes de trabajos forzados con el propósito de oprimirlos mientras llevaban sus cargas; y ellos estuvieron edificando ciudades como lugares de depósito para Faraón, a saber, a Pitom y Raamsés”, Éxodo 1:11. Aquí el nombre de Ramsés aparece como el nombre de una ciudad construida por los esclavos israelitas, por esto algunos opinan que el faraón de los días de Moisés fue Ramsés II, no obstante los historiadores se tropiezan con un serio problema de fechas que ya consideraremos más tarde.

Permítanme decir que Moisés conoció a tres faraones, no a dos como normalmente se piensa, tres faraones fueron los de su vida y uno de ellos fue el faraón del éxodo. Examinemos el relato bíblico.

Según leemos, un bebé hebreo fue recogido de las aguas del Nilo por una princesa egipcia que había ido al río a bañarse. Desconocemos qué edad tenía esta princesa, pero una simple niñita no era, y no lo era porque supo tomar decisiones responsables con respecto al bebé y todo el mundo le obedeció, Éxodo 2:1-10. Podría haberse tratado de una joven de entre 20 y 25 años de edad, y si esto pudo ser de ese modo ¿cuántos años tendría su padre, el faraón de Egipto? Tampoco sabemos, pero no nos equivocaremos de mucho si decimos que aquel gobernante pudiera haber tenido entre 50 y 60 años de edad en aquel momento.

Si el faraón que adoptó al niño Moisés en palacio tenía unos 55 años, a estos hay que sumarles los 40 años que Moisés vivió en palacio, más los 40 años que Moisés en el exilio en Madián puesto que él había huido porque el faraón lo quería matar, y cuando Moisés regresa a Egipto él ya contaba 80 años de edad. No se sabe de ningún faraón que haya vivido 130 años o más, por eso es razonable concluir que en algún momento de los 40 años que Moisés vivió en palacio tuvo que haber un relevo en el trono de Egipto del que no informa la Biblia. Tenemos, pues, al 1 faraón que lo acogió en palacio, y a continuación el 2 faraón que fue coronado estando Moisés en palacio, este sería el que no se lo pensó dos veces a la hora de ordenar la muerte de Moisés, por eso Moisés huye de Egipto. Hablemos un poco de este segundo faraón.

Moisés y este 2 faraón tuvieron que convivir juntos en palacio durante algunos años, pero por un acto de justicia equivocada por parte de Moisés el faraón reinante lo quiere matar y el hebreo se escapa por su vida. Este 2 faraón reinó muchos años, los que él tuviera cuando se sentó en el trono más los 40 años que Moisés estuvo huido, y es al final de estos 40 años cuando a Moisés se le dice lo siguiente: “Y durante aquellos muchos días aconteció que por fin murió el rey de Egipto…”, Éxodo 2:23. Esta expresión “… por fin…” está indicando algo que se espera pero que no acababa de producirse, probablemente ya era un gobernante anciano y enfermo pero con una naturaleza fuerte y cada día podría parecer que sería el último, hasta que finalmente se produjo el deceso. Además, al también anciano Moisés se le dijo lo siguiente: “Después de eso Jehová dijo a Moisés en Madián: “Ve, vuelve a Egipto, porque han muerto todos los hombres que buscaban tu alma”, Éxodo 4:19. Es a la muerte de este 2 faraón de la vida de Moisés cuando Moisés vuelve a Egipto y se encuentra con el 3 faraón de su vida, el que será el faraón del éxodo. ¿Será este segundo faraón de la vida de Moisés el Ramsés del que tanto se habla? Prometo que en la siguiente publicación mía volveremos a hablar de Ramsés II y de su posible relación con el 2 faraón que Moisés conoció, y después hablaremos del faraón del éxodo.

martes, 20 de diciembre de 2016




Egipto es un país fascinante para el que le gusta la historia, la arqueología, se puede decir que todo el país es un museo al aire libre porque hay restos en casi todos los lugares, y también es un país de enigmas.

Junto a las tres grandes pirámides de Giza está la gran Esfinge desde hace quién sabe cuántos siglos, acaba de ser restaurada y se le ve muy bien. Pero una detenida observación suscita algunas preguntas: ¿por qué es tan desproporcionadamente pequeña la cabeza con respecto al cuerpo? ¿La quisieron esculpir tal cual la contemplamos hoy? ¿Cuándo fue esculpida?

Durante mediados del siglo XIX el pintor y dibujante escocés David Roberts viajó por Egipto y, entre otros, dibujó la famosa esfinge. En sus dibujos se nos muestra una esfinge casi cubierta de arena hasta el cuello, parece que ese había sido su estado natural durante muchos siglos anteriores. Hay quien dice que los primeros egipcios que llegaron a la meseta de Giza ya se encontraron con una enorme cabeza que sobresalía de la arena, es decir que ellos no fueron los creadores de semejante estatua.

Con el tiempo pensaron qué hacer con aquella cabeza de granito y la remodelaron convirtiéndola en la cabeza de un faraón, pero sin preocuparse de lo que había bajo la arena. Cuando a finales del siglo XIX se comenzó a quitar la arena entonces es cuando se vio la desproporción de todo el conjunto escultórico.

Pensemos un momento. Si la Esfinge entera fue obra de los egipcios ¿por qué hay tanta desproporción? Y si la esfinge estuvo cubierta de arena hasta el cuello y la cabeza al aire libre, ¿por qué es la parte supuestamente protegida por la arena la que presenta un mayor deterioro o desgaste, mientras que la parte (cabeza) expuesta a las inclemencias del tiempo todavía hoy se le ve bien perfilada después de varios miles de años?

El cuerpo entero de la esfinge está construido dentro de una especie de piscina con una altura de los cuatro lados como de un metro o más, los bordes de esa especie de piscina todo alrededor presenta un serio desgaste como de haber corrido por allí mucha agua, todos los bordes están claramente redondeados. Parece que los egiptólogos tradicionales no le han prestado mucha atención a este detalle.

El sentido común dice que sobre aquella meseta alguna vez tiene que haber caído mucha agua como para producir ese desgaste en la esfinge y en lo que la rodea, incluso antes de que fueran construidas las pirámides, pero el caso es que en Egipto no existe memoria oral ni escrita de que alguna vez lloviera tanto, nadie sabe. Este es, pues, uno más de los atractivos egipcios que tanto atraen a los turistas y el misterio continúa.