miércoles, 1 de febrero de 2017

El "santo" Grial




En la película “Indiana Jones y la última cruzada”, casi al final de la película, se ve al aventurero frente a una exposición de copas diferentes, una de las cuales tenía que ser aquella en la que Jesús bebió durante su última noche, una de ellas tenía que ser el “santo grial”. Allí había copas de todos los materiales, copas muy sencillas y copas de metales preciosos adornadas con piedras preciosas y perlas, ¿Cuál de ellas sería aquella que Jesús utilizó? ¿Ustedes, amigos lectores, que piensan que sucedió en la realidad? El caso es que en diferentes centros religiosos del mundo se exhiben algunas ricas copas que pretenden ser aquella en la que Jesús bebió, ¿Qué hay de cierto en toda esta historia?

Sigamos el desarrollo de aquella última cena en la que Jesús participó con sus más inmediatos seguidores, y lo haremos con la ayuda de un relato que escribió un instruido seguidor de Jesús, que además era médico, me estoy refiriendo al evangelista Lucas.

Ya eran los últimos días de vida de Jesús, en base a lo que Jesús había dicho y hecho él se había granjeado poderosos enemigos entre los dirigentes religiosos del país, entre el poderoso Sanedrín de Jerusalén, pero como persona cumplidora de la ley mosaica Jesús quiso celebrar la fiesta de la cercana Pascua, sin embargo no podía entrar abiertamente en la ciudad puesto que muchos andaban buscándolo para matarle, de modo que mando a dos de sus discípulos para que hicieran todos los preparativos para la celebración de esa cena especial. Resulta interesante observar todas las precauciones que se tomaron en los preparativos, yo lo transcribo directamente del relato bíblico.

“Ahora bien, se acercaba la fiesta de las tortas no fermentadas, la llamada Pascua… Entonces llegó el día de las tortas no fermentadas, en que hay que sacrificar la [víctima de la] pascua; y él despachó a Pedro y a Juan, y dijo: “Vayan y preparen la pascua para que la comamos”. Ellos le dijeron: “¿Dónde quieres que [la] preparemos?”. Él les dijo: “¡Miren! Al entrar en la ciudad los encontrará un hombre que lleva una vasija de barro con agua. Síganlo hasta dentro de la casa en que entre. Y tienen que decir al dueño de la casa: ‘El Maestro te dice: “¿Dónde está el cuarto para convidados en que pueda comer la pascua con mis discípulos?”’. Y ese les mostrará un cuarto grande, arriba, amueblado. Prepáren[la] allí”. De modo que ellos partieron y lo hallaron así como él les había dicho, y prepararon la pascua”, Lucas 22:1,7-13.

Todo esto parece un proceso acordado tiempo antes entre Jesús y al amo de la casa, la cual era sin duda una posada o algo semejante, era una casa en la que servían comidas a los viajeros. ¿Se han fijado ustedes…? Los discípulos tenían que encontrar a un hombre que llevaba una ánfora de agua sobre la cabeza o en el hombro. En aquellos tiempos eran las mujeres las que iban al pozo a buscar agua, no un hombre, pero probablemente a nadie de aquel lugar le extrañaría ver a un hombre con una jarra de agua porque seguramente era el mesonero. Parece que durante un corto tiempo y a unas horas que parecen convenidas, aquel hombre se acercaba al pozo a buscar agua. No había más hombres que hicieran aquello porque en ese caso los discípulos de Jesús podrían haber seguido a cualquiera, pero no, Pedro y Juan siguieron al hombre correcto.
 


Entonces, si el local en el que Jesús pensaba era un mesón en el que solían ir personas diferentes a comer ¿qué clase de utensilios pondría el mesonero sobre la mesa? Pues los platos y las copas serian de uso cotidiano, de madera o de barro ¿no les parece? Poner, que no era el caso, pero poner una vajilla de metales preciosos hubiera llamado la atención de todos aquellos que andaban buscando a Jesús y eso no se hizo. Cuando acabó la cena todos salieron del local, Jesús y sus discípulos, y dejaron en el lugar todo aquello que habían utilizado para la celebración como era lo normal, nadie se llevó nada. Aquellos platos, copas y jarras de madera o de barro se seguirían utilizando para otros clientes que fueran allí a hacer sus comidas, nadie atribuyó a aquellos utensilios ni un gramo de santidad. Con el tiempo es lógico que algunos de aquellos elementos se fueran rompiendo y tuvieran que ser reemplazados por otros nuevos, pero como mucho todas aquellas casas de Jerusalén incluido el mesón en el que Jesús ceno, todas fueron arrasadas por los soldados romanos en el año 70 de nuestra era y no sobrevivió nada. Así que ¿de dónde se han sacado eso de que la copa que Jesús utilizó en su última cena era especial, de metales preciosos adornados con piedras preciosas?  

Los primeros cristianos, los del primer siglo, jamás guardaron lo que se conoce como reliquias de unos o de otros ni de Jesús, eso era considerado como un tipo de idolatría que había que rechazar porque Dios lo había mandado en sus Diez Mandamientos, “Y Dios procedió a hablar todas estas palabras, diciendo: “Yo soy Jehová tu Dios, que te he sacado de la tierra de Egipto, de la casa de esclavos. No debes tener otros dioses contra mi rostro. ”No debes hacerte una imagen tallada ni una forma parecida a cosa alguna que esté en los cielos arriba o que esté en la tierra debajo o que esté en las aguas debajo de la tierra. No debes inclinarte ante ellas ni ser inducido a servirlas, porque yo Jehová tu Dios soy un Dios que exige devoción exclusiva, que trae castigo por el error de padres sobre hijos, sobre la tercera generación y sobre la cuarta generación, en el caso de los que me odian; pero que ejerce bondad amorosa para con la milésima generación en el caso de los que me aman y guardan mis mandamientos”, Éxodo 20:1-6.

Parece que pronto en la historia del cristianismo, después de que muriera el último de los apóstoles de Jesús que fue Juan alrededor del año 100 E.C., a partir de ese momento comenzó una apostasía que mezcló las enseñanzas de Cristo con practicas paganas, a partir de ahí comenzó el interés por las reliquias, y entre ellas la famosa copa o “santo grial” que en seguida caló en las personas crédulas hasta el día de hoy.

 

 

 

 

 

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