Tal vez uno de los mitos más perdurables en el tiempo
es el mito de la Atlántida, aquella súper isla con una civilización muy
adelantada a su tiempo y que un día desapareció a causa de un desastre de
proporciones bíblicas. Continúa tan vivo este tema en nuestro siglo XXI, que
siguen celebrándose reuniones mundiales para dilucidar si de veras existió,
dónde estaba y cómo desapareció. Permítanme explicar brevemente, amigos
lectores, cual fue el origen de la Atlántida para todos aquellos lectores que
no recuerden los detalles.
Es en los escritos de Platón (427 a.C. a 347 a.C.) que
nos hemos enterado de la historia de la Atlántida, son sus diálogos de Timeo y Critias. Parece que Critias escuchó la historia a través de su
abuelo, y que este, a su vez, se enteró mediante Solón, y que Solón supo de la
Atlántida porque un sacerdote egipcio se la conto. Muchas personas diferentes y
mucho tiempo como para que la historia no se haya ido adornando por el camino,
¿no les parece? Y sin embargo no estoy diciendo que la historia sea falsa, creo
que esta historia tiene una buena base, que además guarda un notable parecido
con algo que también cuenta la Biblia.
Una mayoría creen que el origen del mito se debió a la
gigantesca explosión del volcán Santorini o Thera, que estalló en algún momento
entre los años 1628 a.C. y 1627 a.C. y que hizo desaparecer casi toda la isla
dejando tres islotes que no obstante son de tamaño considerable, en uno de
ellos se excavó hace unos años una ciudad minoica que yo tuve el privilegio de
visitar, su nombre es Akrotiri. Toda ella está completamente cubierta de
ceniza, el color gris lo impregna todo, pero los arqueólogos no han hallado ni
un solo esqueleto humano, eso les hace suponer que los habitantes de esta ciudad
consiguieron huir antes del colapso final. Se piensa que estos minoicos
quisieron olvidar el desastre, pero que en Egipto la idea del desastre se hizo
persistente hasta que finalmente la noticia de la catástrofe llegó a oídos de
Platón muchos años después.
Pero esto que acabo de decir es lo que piensan los
investigadores del siglo XXI, porque el mito de la Atlántida, esa súper isla
con una civilización muy avanzada que un buen día desapareció puede estar
hermanada con un desastre todavía más antiguo y que se recoge en las páginas de
la Biblia. Me explicaré.
Hagamos gala de tener una mente abierta y fijémonos en
las historias de Biblia, porque en cualquier caso las historias bíblicas merecen
el mismo tratamiento que la historia de la Atlántida que cuenta Platón, ¿no les
parece justo? Según la Biblia hubo una vez un diluvio universal (de este
desastre en concreto y del arca de Noé ya hablaremos en otro momento) que duró
cuarenta días seguidos de lluvias torrenciales, tuvieron que ser muchas miles
de toneladas de agua sobre la corteza terrestre que, recordemos, flota sobre el
magma derretido, un golpeo tan continuado y con tanto peso tuvo que quebrar
aquella primitiva corteza terrestre y comenzar a formar los continentes e islas
que hoy conocemos. No se espanten, esta idea no es tan descabellada. Nada más
tienen con observar un mapa del mundo y comprobar cómo los perfiles de los
continentes encajan como si fuera un rompecabezas, alguna vez comenzaron a
separarse las partes y esa separación continua hoy en día a un ritmo casi
imperceptible, lo cual significa que alguna vez todas las actuales masas
terrestres estuvieron juntas, formando una súper isla gigante que se conoce con
el nombre de Pangea. La representación que hacen algunos científicos del Pangea
es aproximada, nadie puede saber con exactitud cómo fueron aquellos comienzos.
La descripción de este cataclismo universal fue registrada en la Biblia, pero
las masivas migraciones que luego se produjeron hacia distintas partes del
mundo fueron portadoras de su propia versión de esta historia, sin que podamos
descartar que se fueran añadiendo adornos al relato original.
Esto es lo que honestamente creo: sí, existió una
súper isla gigantesca que se desmembró a causa del diluvio universal registrado
en la Biblia, pero aquellos que buscan la Atlántida jamás la encontrarán porque
buscan una isla literal independiente de los continentes e islas que conocemos
en la actualidad, y no se les pasa por la mente que seguramente hemos estado
caminando toda la vida sobre la llamada Atlántida o los restos que quedan de
ella, de aquella súper isla gigante que una vez existió, sin habernos dado
cuenta. En este caso se cumple un refrán que solemos utilizar en España, el
refrán dice: “los árboles no te dejan ver el bosque”, esto significa que
alguien no puede comprender el todo porque solo se está fijando en detalles
pequeños.
Hasta mi próxima publicación, amigos lectores.
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