miércoles, 4 de enero de 2017



En general se piensa que el faraón Ramsés II vivió alrededor del año 1280 antes de Cristo, pero este punto de vista choca frontalmente con el registro bíblico de esos mismos años. No obstante, este faraón protagonizó unas acciones militares contra los hititas del norte que son incuestionables, y para ello tuvo que viajar a pie con todo su ejército desde Egipto hasta Siria atravesando la tierra de Canaán. Según la cronología de la Biblia ¿quiénes vivían en Canaán en el siglo XIII antes de Cristo?

Comencemos por el principio. El registro histórico de los antiguos hebreos dice que el rey Salomón de Israel comenzó la construcción del templo de Jerusalén en el cuarto año de su reinado, eso era en el año 1034 a.C., y según leemos en 1ª Reyes 6:1 eso fue 480 años después de haber comenzado el éxodo dirigido por Moisés, sumadas ambas cifras obtenemos el año ordinal de 1513 a.C., que es cuando aconteció realmente el éxodo bíblico. Si a estos 1513 años le restamos los 40 años que realmente duró el éxodo por el desierto obtenemos la fecha de 1473 a.C., que es cuando comenzó la conquista de Canaán a manos de Israel.

Una vez completada la conquista de Canaán, el pueblo de Israel se asentó en aquellas tierras y todo el territorio pasó a llamarse históricamente Israel, ya no se volvió a conocer con el nombre de Canaán. Durante los siguientes 350 años, hasta la aparición del primer rey hebreo, toda la nación vivió lo que se conoce como la época de “los jueces”, estos fueron unos 15 hombres que estuvieron rigiendo los destinos de toda la nación. Durante la larga época de los jueces bíblicos se fueron alternando periodos de paz con guerras, estos jueces guerrearon contra todos sus vecinos de los alrededores, contra todos menos contra los egipcios. Es decir, que si verdaderamente el faraón Ramsés II libró la batalla contra los hititas en algún momento de los años 1280 a 1213 y para ello atravesó la tierra de Israel, eso hubiera sido justo en medio de la bíblica época de los jueces israelitas, ¿cómo es, pues, que el registro histórico de los israelitas ni siquiera insinúa que algún faraón se acercara a la frontera con Israel durante esos tres siglos y medio?

Esto solo puede significar que Ramsés II está cronológicamente mal colocado en la historia y pertenece a otra época, una época anterior, porque después de “los jueces” llegó la época de “los reyes”, la cual finalizó en el año 607 a.C. con la conquista de Jerusalén a manos de los babilonios. La Biblia no esconde que durante la época de los reyes de Judá e Israel dos faraones distintos volvieron a conquistar lo que ellos consideraban como una provincia egipcia. Primero fue el faraón Sisaq que en el año 993 a.C. sometió al rey judío Rehoboam, de esto da testimonio  la Biblia en 2ª Crónicas 12:1-12 y los grabados en el muro de un templo de Karnak; y la segunda vez que un faraón volvió a conquistar Judá fue en el año 628 a.C., en esta ocasión fue el faraón Nekó que sometió a los judíos y les cobró un fuerte tributo, 2ª Crónicas 36:1-5. Pero del faraón Ramsés II que atravesara aquellas tierras para ir a pelear en Siria la batalla de       Qadesh en medio de la época de los jueces bíblicos ni una palabra, ni en los tiempos de los jueces ni en los tiempos de los reyes. Así que de haber tenido lugar la expedición militar de Ramsés II, cosa que está comprobado que sí sucedió, eso tuvo que ser antes de la conquista de Canaán a cargo de Josué, nunca después. Pero si los acontecimientos históricos fueron de ese modo, ¿qué es lo que puede haber pasado para encontrarnos con Ramsés II en un tiempo que no le pertenece cronológicamente hablando?

Mi modesta opinión es que este desajuste no es culpa de los historiadores y egiptólogos modernos, estos expertos se vieron en su momento conducidos a llegar a las conclusiones que llegaron al basarse en documentos egipcios incompletos y puede que manipulados en origen. Puede que toda la confusión se originara en Alejandría durante el siglo III a.C..

El año 280 a.C. es una época gloriosa para Egipto. En el país gobierna el faraón Ptolomeo II que tiene su capital en la ciudad mediterránea de Alejandría, ciudad que brilla mundialmente gracias a su célebre biblioteca y, nunca mejor dicho, gracias al primer Faro de la historia que vigila la entrada del puerto. Según algunas opiniones, la Biblioteca llegó a albergar unos 900.000 volúmenes con lo mejor de los conocimientos de aquellos tiempos. El idioma internacional de aquellos días es el griego.
Ahora tenemos que a la importante colonia judía de la ciudad se le pide que escriba en griego su historia, y de ese modo es como el mundo recibe una versión de la Biblia escrita en griego y que se conoce con el nombre de “Los LXX” o Septuaginta. En ella los judíos escriben la historia de Moisés tal como él mismo la había dejado escrita, la esclavización de Israel, las diez plagas, la destrucción del ejército egipcio en el mar Rojo. Moisés había dejado escrito, y ahora los judíos de Alejandría repetían lo mismo, que el antiguo enfrentamiento entre egipcios y los esclavos  israelitas fue principalmente un enfrentamiento religioso, Éxodo 12:12. ¿Qué cosas pueden soliviantar más que los enfrentamientos religiosos?

Por las mismas fechas, años 280 a:C:, un sacerdote egipcio llamado Manetón recibió el encargo de escribir una historia de Egipto. Es de suponer que este sacerdote iría a buscar información en todos los templos del país y también en la famosa Biblioteca de la ciudad, de ese modo es como llegaría a conocer la historia que acababan de escribir los judíos de Alejandría y lo que pudo haber leído no le gustaría nada, es más, podría sentirse ofendido personalmente. La historia de Egipto que Manetón escribió hoy no existe o no se sabe dónde pueda haber alguna copia, pero sin duda que en el siglo I sí que se podía leer porque el historiador judío del siglo I Flavio Josefo la pudo consultar y citó de ella en su propia obra “Contra Apión”.

Flavio Josefo se hace eco de un extraño éxodo que menciona el sacerdote Manetón, pero Manetón no atribuye aquel éxodo a los israelitas sino a unas gentes que él llama “hicsos”, para el historiador judío está claro que los hicsos son los antiguos israelitas. Parece que el sacerdote Manetón ya no mencionó nada más que pudiera relacionarse con los antiguos esclavos israelitas. Pero si la historia que escribió Moisés fue una simple invención que no sucedió en realidad, puestos a inventarse una historia ¿no hubiera sido mejor inventarse que ellos habían sido terratenientes con grandes posesiones en lugar de vulgares esclavos?

Al sacerdote Manetón se le pudo hacer imposible de evitar la tentación de manipular la historia, nadie quedaba vivo que pudiera corregir lo que ahora escribía Manetón y probablemente a ningún egipcio le importaba, y siempre sería la palabra de los egipcios contra la palabra de los israelitas, y así estamos en el siglo XXI, con una confusión cronológica difícil de solventar pero con un atisbo de luz.


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