lunes, 23 de enero de 2017

Esperando a los dioses 2





Es el siglo XI antes de Cristo y nos encontramos en el Israel bíblico, en estos momentos está teniendo lugar una estrecha colaboración entre el pueblo israelita y sus vecinos del norte, los fenicios. El rey Salomón ha iniciado la construcción en Jerusalén de un templo dedicado a su Dios Jehová, y para realizar la obra ha elegido a los maestros canteros de Fenicia, 1ª Reyes 5:17,18; 6:7. Esta elección salomónica tiene su importancia puesto que su suegro era el faraón de Egipto, posiblemente Psusenes II, y de sobras conocemos las extraordinarias obras pétreas que nos dejaron los egipcios: Karnac, Abu Simbel, las mismas pirámides, por mencionar solo algunas, pero el rey Salmón eligió a los fenicios como proveedores. Los muchos bloques de piedra que se necesitaron para el templo de Jerusalén se cortaron a la medida en la misma cantera, y una vez en el lugar elegido solo se tuvieron que ir encajando sin que fuera necesario utilizar herramientas para hacer correcciones, todas las piedras llegaban perfectamente terminadas.

Los logros culturales de los fenicios fueron muchos y muy importantes, por eso sorprende que un pueblo tan adelantado fuera capaz de cometer actos de lo más atroces que nos podamos imaginar, pues ellos practicaban sacrificios humanos con sus propios hijos pequeños, de esta inhumana costumbre fueron advertidos los israelitas antes de comenzar la conquista de Canaán, Deuteronomio 12:31. 



Verdad es que hasta el día de hoy los arqueólogos no han hallado evidencia de estos sacrificios humanos en el Líbano, que anteriormente se conocía como Fenicia, pero sí que han encontrado esas evidencias en algunas de las colonias que fundaron los fenicios como por ejemplo en el gran Tófet de Cartago (la actual Túnez). Tuve el privilegio de visitar personalmente ese lugar y comprobar de primera mano las muchas lápidas con grabados de la diosa Tanit que hay en aquel antiguo cementerio, debajo de las cuales están enterrados los restos calcinados de aquellos miles de desgraciados bebés. Los arqueólogos han calculado que allí hay enterrados unos 80.000 mil niños cuyas edades oscilan desde recién nacidos hasta los dos o tres años de edad. Sí, de eso fueron capaces aquellos fenicios. Ahora la pregunta que nos podemos hacer es la siguiente: ¿allí a donde fueran aquellos fenicios dejarían también muestras de sus horribles prácticas religiosas?

Pero en primer lugar vayamos tras los pasos de aquellos exploradores fenicios que al llegar a Las Columnas de Hércules viraron hacia el sur para ir costeando África, tal vez aquel día fue un día claro. A lo lejos, mar adentro, verían el pico de una montaña que ahora sabemos que era el volcán llamado Teide, así supieron que hacia allí había tierra y hacia allí se dirigieron. Qué sucedió después no lo sabemos con exactitud, pero en una localidad llamada Guímar, en la isla de Santa Cruz de Tenerife, hay unos restos pétreos piramidales que posiblemente sean antiguos altares, esto sugiere que quienes fueran, tal vez los fenicios, permanecieron tiempo en las islas.

Pero supongamos que aquellos recién llegados fueran los marinos fenicios, ¿puede pensar alguien que estos exploradores, una vez en las islas, no se preguntaran qué había al otro lado del océano?. Es posible que ellos se fijaran en troncos u otros objetos que flotaban y eran arrastrados hacia el poniente, mar adentro, y se preguntaran que a dónde llegarían. Por lo tanto, bien fuera por accidente o con toda la intención, alguna embarcación fenicia se dejaría llevar por aquellos vientos y corrientes de las islas, lo que sucedió a partir de aquí cambio el curso de la historia.

Hagamos otro salto en el tiempo y en la distancia. Se piensa que el continente americano se fue poblando con la progresiva entrada de grupos humanos procedentes de Asia, y lo tuvieron que hacer cruzando el estrecho de Bering. Es notable la similitud entre los nativos del lado asiático y los nativos del lado americano. Estos grupos de gentes se fueron estableciendo allí en donde mejor les pareció en medio de aquella vasta tierra, una tierra espléndida llena de grandes bosques, lagos y mucha y variada fauna. Todos ellos quedaron aislados de su lugar de origen pero también quedaron aislados entre sí, por eso cada uno de estos grupos fueron desarrollando sus particulares características de identidad en lo que tiene que ver con su lenguaje, folklore, creencias, vestimenta, pero todos ellos compartían un estilo de vida sencillo adaptado al maravilloso entorno que les rodeaba.

Quién sabe cuánto tiempo permanecieron con esta forma de vida, pero casi de repente ocurrió algo en el centro del continente que lo cambio todo, hubo un estallido cultural de tal calibre que abrió una brecha insalvable con respecto a los nativos del norte y con respecto a los nativos del sur, ¿qué fue lo que pasó? Algunos de estos grupos humanos que se habían establecido en el centro del continente comenzaron a construir ciudades de piedra, llegaron a ser expertos en la astronomía, se hicieron diestros en la cirugía, desarrollaron las matemáticas, y también hicieron algo que no hacían ni en el norte ni en el sur, comenzaron a practicar sacrificios humanos. ¿Cómo fue posible este nivel de desarrollo? ¿Lo consiguieron ellos solos o les ayudó alguien? ¿Quién?

Los vientos alisios, en combinación con las corrientes de las Canarias, condujeron al almirante Colón hacia la isla que él llamó La Española (hoy Republica Dominicana y Haití), ya muy cerca de la península que luego conoceremos con el nombre de México. Lo mismo les tuvo que ocurrir siglos antes a los marinos fenicios que viajaban con sus excelentes barcos de vela, las fuerzas de la naturaleza les tuvieron que conducir a la misma zona del mar Caribe. ¿Observaron la llegada de estos marinos fenicios los nativos de aquellas tierras? ¿Hay algún informe al respecto?

 

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